No estaba preparada en absoluto,
pensaría que después de todas las horas que había pasado con él sabría todo lo
que había que saber sobre sus labios. Pero no me había imaginado qué cálidos se
sentirían presionados contra los míos. O cómo esas manos, que podrían preparar
la más intrincada de las trampas, podían atraparme con la misma facilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario